Primero hablaron de atentados. Al principio, cuando tomaron las calles, los reporteros los llamaron violentos. Infectados, cuando los ataques escalaron en geografía, número y agresividad solo en cuestión de horas. Sin embargo, las comunicaciones cayeron antes de que las autoridades se pusieran de acuerdo en lo que eran.
La cuestión es que para ese entonces ya era tarde. Demasiado. Y mis amigos y yo, que planeábamos celebrar nuestra graduación después de cuatro agónicos años de universidad, nos vimos atrapados en mitad del apocalipsis.
Me llamo Ariadna y tengo 22 años. Nunca pensé que el mundo fuera a terminarse antes que yo. Sin embargo, sé que este es el final. Sé que no hay nada más allá y que lo único que nos queda es esta eterna carretera.
Así que esta es nuestra historia.
Nuestra despedida.
La nuestra, y la de todas esas posibilidades muertas.” DRIVE