“Book Descriptions: El libro que tiene el lector entre sus manos es absolutamente único. Traducido y publicado por primera vez al castellano, El pueblo en la guerra recrea algunas conversaciones fragmentarias de soldados rusos que fueron heridos en el frente de la Primera Guerra Mundial entre los años 1915 y 1916, y a los que Sofia Fedórchenko atendía en calidad de enfermera, creando un mosaico de testimonios que, al ser recopilados en el formato de libro, convirtieron en protagonista a todo un pueblo sumergido en una guerra atroz. En palabras de Fedórchenko: estuve en el foco de los acontecimientos, participé en ofensivas y retiradas, presencié victorias y derrotas. Todo era igual de horroroso e irremediable [...]. Trabajaba, en todo reparaba, todo lo oía, todo lo compartía con los demás. Pero el mérito principal de esta valiente mujer no es haber fijado en el papel sus vivencias e impresiones, sino haber dado voz a miles de soldados anónimos, recogiendo sus palabras y sus ideas, sus experiencias y sus opiniones, sus bromas y sus nostalgias, plasmándolas en forma de un revolucionario diario polifónico.
Como señala la traductora, su reto principal ha sido verter este increíble coro en otro idioma, manteniendo su idiosincrasia y su singularidad, el estilo entrecortado, marcadamente oral, de las frases salpicadas de rimas y briznas de cuentos y leyendas de tiempos inmemoriales, llenas de amargura y, al mismo tiempo, de una profundidad filosófica y poética sorprendente.
Desde su aparición en 1917, el libro cosechó un éxito rotundo dentro y fuera de Rusia. Pronto llamó la atención de escritores como Thomas Mann o Elias Canetti, quien lo leyó como si se tratase de la mejor literatura rusa que uno ama. Es la imagen de la Primera Guerra Mundial más fiel y verdadera que conozco, no escrita por un escritor, sino hablada por personas que, sin sospecharlo, son todos escritores, anotó en uno de sus cuadernos de apuntes.
Thomas Mann apreciaba extremadamente este libro. Su ejemplar de bolsillo, que se encuentra en el Archivo de Thomas Mann de Zurich, está repleto de señales, subrayados y anotaciones de distintos años.” DRIVE